«El patrimonio genético humano evolucionará en numerosas direcciones. La humanidad de hoy se perpetuará bajo la forma de millares de nuevas especies». (Timothy Leary).
Hay desde hace años, una serie de proyectos relacionados a manipulaciones genéticas, mutaciones, clonaciones o como se le llame, con miras a crear en los laboratorios al futuro ser humano.
Por ejemplo, el proyecto Biosfera-II, que consiste en vivir en un hábitat artificial que reproduce la tierra en pequeño y con todos los fierros: mar, bosques, desiertos, etc.
Desde hace varios años cuatro parejas conviven ahí, sobreviviendo por sus propios medios. John Allen, uno de los que vive en el interior de ese hábitat, sostiene que «hay que crear nuevas formas de vida compatible con la vida en el espacio que van a celebrar la era de la evolución».
Así como se trabaja en el «fax tridimensional», o sea replicadores tridimensionales que dan forma tangible a imágenes escaneadas o generadas por computadoras. En otras palabras, este sistema, que se llama 3-D Systems, es un aparato que crea o copia cualquier objeto que el usuario desee.
Por ejemplo, usted necesita un repuesto de un motor de auto, se hace un modelo en computadora y se envía a la fábrica en Japón. Un equipo en Tokio podrá enviar electrónicamente a una máquina estéreo litográfica en Estados Unidos u otros país, y ahí reproducen el prototipo. Si necesita correcciones se utiliza el mismo sistema. Al día siguiente usted estará usando su carro como nuevo.
Esto también se aplica al cuerpo humano. Hay fabricantes de implantes médicos que usan los equipos de imagen sólida para modelar, a partir de las radiografías de huesos enfermos, moldes exactos para prótesis. INGENIERIA GENETICA
El gran científico y novelista de renombre, Isaac Asimov, decía que «por primera vez en la historia los seres humanos dominan los rudimentos del diseño de seres vivos. Ahora podemos ajustar los genes. Podemos decidir lo que queremos e intentar esculpir las cosas vivas para que se adapten a ello.
De hecho, incluso podemos preguntarnos qué tipo de seres humanos nos gustaría ser, qué clase de habilidades nos gustaría tener, cuáles nos faltan y cómo podemos conseguirlas, y qué tipo de peligros implica todo esto.
Inquietantes las expresiones de Asimov, pero ciertas. ¿A dónde conduce la clonación? Eso es impredicible, se pueden elaborar teorías, pero no se sabe a ciencia cierta. Porque, por otro lado, los científicos sostienen que uno de los puntos débiles del cuerpo humano es la columna vertebral y que la evolución ya cumplió su tarea, que ahora entra a jugar su papel el ingeniero humano, al quien probablemente en el futuro le toque rediseñar la espina dorsal para que sea lo suficientemente resistente, sin perder su flexibilidad.
Esto es independiente de consideraciones morales, éticas, religiosas o filosóficas, aunque ese es otro aspecto a tomar en cuenta y muy importante, por cierto. Como dice el premio Nobel, Jean Dausset, «nuestro deber es ponernos de acuerdo en que la herencia genética humana no debe modificarse».
En contraposición, Leary dice que «espero estar vivo cuando el sistema solar se destruya dentro de unos cinco mil quinientos millones de años. Nadie de esta generación debería morir, a menos que lo deseara».
O sea que hay diversidad de opiniones, en el fondo nadie desea morirse, pero mientras no se demuestre lo contrario, ese es el fin de cada uno de nosotros en cada vida que nos toque reencarnar, para los que creemos en ello. LA HUMANIDAD FUTURA MUTADA
El homo sapiens no ha sufrido sustanciales cambios desde hace aproximadamente 400,000 años, algunos científicos sostienen que se acerca la era de los humanoides mutantes adaptados a ecosistemas hostiles. Porque, por un lado, la conquista oceánica originaría hombres con branquias y agallas.
Los que se vieran obligados a huir de la tierra hacia el espacio exterior, controlarían avanzadas técnicas de manipulación genética para adaptar la especie a otro mundo y colonizar el espacio, en tanto, los que siguieran en la superficie, expuestos a las radiaciones, desarrollarían caparazones protectores.
Pero supongamos que la tierra sigue más o menos como está y se proyecta la conquista espacial, entonces pasaríamos del homo sapiens al homo cosmicus, como lo determinan algunos científicos, los que también señalan que la adaptación humana al espacio pasará por dos variantes: la de los mutantes genéticos y los ciborg.
Los primeros se someterán a «reparaciones» de su ADN para resolver el problema de las descalcificación ósea producida por la ingravidez, y los ciborg serán seres humanos aliados con las máquinas que contarán con ordenadores implantados desde su nacimiento.
¿Hasta dónde se llegará con la manipulación genética? ¿Estamos preparados psicológicamente para ello? Los avances científicos son tan rápidos, que es difícil predecir qué nos depara el día de mañana.
Lo que sí se debe procurar es que no se escape de control el trabajo de laboratorio, como se supone pasó con el SIDA, y nos traiga más desgracias que beneficios.
